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Una casa es una casa

Una sola pared, envuelta en sí misma.

Suena un poco opaca a la vez que chilla agudo.

Lleva marcas de protección y escondite.

Una pared casa, una envoltura reconfortante entre tus órganosrearma las piezas, construye sus miedos.

Los encapsula en el metal sagrado, condensando las confidencias secretas, sordas, mudas, secas, añejas; consigo misma.

Su diseño tiene un altorrelieve,

revelado solo al tacto.

Deja entrever un pistilo indisoluble, pisotón recurrente.

¡Mara! Maravilloso, diría ella.

Una cortina de aire viciado tapa las hileras pegajosas, rebanando su orden.

Ciertas hormigas andan cerca, recorren su altura.

Algunas hormigas lo entienden y buscan en zigzag, lamen con placer y sin pudor la longitud del diseño, otras obreras solo pasan rápido esperando llegar a su sitio.

Ahora no importa eso, en todo caso una casa siempre es una casa y una pared enrollada sigue sirviendo de colcha y escondite.

Una igual a una

En secreto se confunden. Ocultas, enredaderas trepadoras invisibles.

Adosadas unas con otras, no distingo cual es quién.

Se ven tan diferentes y tan confusamente idénticas.

Una igual a una.

Dos tajos cortados a distancia de 320 días, a 4.155 millones de continentes de separación.

Desvergonzadamente ambas ¿engañan ser dos? Pero sé, sé que secretamente son la misma criatura.

Se camuflan entre sí para atarme a su recinto,

atraerme a sus entrañas, encolarme a sus latidos.

¿Atraviesan cuerpos?,¡¿el mío?!

Pero,¿cómo traspasan todas esas capas de piel, músculo, hueso y reticencias?

¿Con un taladro insonoro?

No pude verlo, olerlo, no escuché nada.

Y acá estoy …

eructando con sus gustos (gusto a ellas),

sudando vapor con sus contornos (legendarios),

secretando bilis con sus metáforas,

trancando huesos con sus imágenes en eco;

entornando los ojos con sus voces, que se adhieren a mis huecos.

 

Tratando de separar lo inseparable, huelo rastros para distinguir la indistinguible estafa,

que yo misma me he tramado.

Enredadera embaucadora que sigue dentro.

La carne sin escondites

Tos, la tos nos invade y vuelve al tiempo real; con sus trajes, sus limosnas

y sus chances usualmente baratas.

El cuerpo vuelve.

La mueca activa el reloj apagado.

Y nada pasó, más que una estación entera, equivalente a un minuto en el reloj de esa pared.

La incomprensiblesucesión de algunas sucedáneas, con entrada libre 

Debo decir que hay gente que entra y sale y entra y sale y entra.

Entra y otravezsiguesiempresaliendo, y entre sigue y entra y sale y siguecuando sale, vuelveaentrarsisiguesaliendo.

A la entrada de la sala que sigue a la salida de una sala siguiente sin salida, siguela escena inacabadaeincansable.

Sin salida de alguien que nuncaentróa una sala sin saberse sin salida.

Estera B.

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