Minnie y Moskowitz (1971)

De John Cassavetes. Con Geena Rowlands y Elsie Ames

─Dolores, ¿seguís siendo romántica?

─Por supuesto.

─Decime, cuando llegás a tu edad ¿se tiene siempre la necesidad de ser amada?

─Yo sí.

─¿Todavía hacés el amor?

─Sí.

─¿Sí? Disculpame que te haga una pregunta tan terrible, pero quiero saber a qué atenerme. ¿Tu libido disminuye? ¿Desaparece a veces?

─A veces. Y me siento frustrada. No sé si es algo físico… o tal vez la soledad. Sea lo que sea, me siento frustrada. Después de tanto tiempo, ya no sé.

─Pues yo… Es exactamente lo contrario. Me siento día a día más excitada. Tengo la necesidad de entregarme. Corren por todos lados los imbéciles que te suplican que les des tu cuerpo, y más que eso. Quieren tu alma, tu corazón, tu mente, tu… ¡Todo! Hacen cualquier cosa por tenerlo. Y cuando lo tienen… en realidad no lo quieren.

─Están locos.

─Sí.

─Tenés razón.

─En el cine nunca es así ¿sabés? ¿Sabés algo? Creo que el cine es una conspiración. En serio. En serio. Es una conspiración porque nos tienden una trampa. Te condicionan desde chica. Te enseñan para que lo creas todo. Nos hacen creer en… ideales, en la fuerza, en hombres buenos, en romances y… y por supuesto, en el amor. Amor, Florence.

─¿Amor?

─Sí… Así que te lo creés. ¿Cierto? Salís y empezás a buscar. Si no lo encontrás, seguís buscando. Trabajás, como nosotras. Y pasás mucho tiempo arreglando cosas: conseguís un apartamento, escuchás jazz y… Y… aprendés a ser… femenina… Ya sabés: Femenina, entre comillas. Aprendés a cocinar… No hay ningún Charles Boyer en mi vida, Florence. Ni siquiera he conocido a un Charles Boyer. Ni a Clark Gable, ni a Humphrey Bogart. Nunca conocí a… Nunca conocí a… Ya sabés de lo que te hablo. No existen, Florence. ¡Esa es la verdad! Pero el cine nos ha tendido una trampa. Te tienden una trampa… y por muy viva que seas, caés. ¿Podés creerlo? Florence, ¿sabés que nosotras somos muy vivas? Suena mal, pero… Florence, somos unas genias comparadas con otras. Es de locos ¿verdad?… Se va al cine y…

─Llegó tu taxi, agarrá tu abrigo.

─Florence, pasé genial contigo.

─¿No querés que llame a ese tipo?

─No.

─Dale. Es amigo de Jimmy. Almorzar con él te mataría.

─Almorzá vos con él si tenés ganas. Yo me voy.