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Cuestiones cotidianas I

Este texto puede contener frases perturbadoras y tal vez prefiera no leerlas, pero si elige continuar es todo responsabilidad suya. El que avisa no traiciona dijo uno por ahí...

 

─Disculpe, ¿no se dio cuenta que estaba en la fila? Está bien de viva, vieja soreta.

─Discúlpeme, pero yo no le falté el respeto y además no me di cuenta porque usted estaba con el celular y no parecía en actitud de paga.  Pendejo idiota, mal educado, qué aborto se perdió tu madre.

─Veo que además de colarse en la fila es una vieja mal hablada y seguro una mal cogida.

─Seguro que estoy mal cogida por idiotas pija chica como vos. Ahora me voy a quedar acá y jodete, te sacó el lugar una vieja mal cogida. Vos ni siquiera sabés qué es eso porque vivís para la paja.

─Así está el mundo, inmersos en esta “viejacracia” de mierda, se hacen las sordas, las rengas y lo que haga falta para pasar primero en todos lados. Por suerte existe el invierno para llevarse unas cuantas y equilibrar el universo.

─Te dejo, pendejo, que me toca y con todas las cosas que tengo vas a tener para un rato.

─Pase tranquila que esta es la caja rápida de seis artículos.

─¡La concha de la lora, eso me pasa por no traer los lentes!

─Te cagué, vieja conchuda.

─Espero que tengas tarjeta, pendejo, porque no aceptan efectivo.

 

─Nooooooo.

Gerardo Martínez

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