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El sótano

Hace tres miércoles que oigo voces que provienen del sótano. Primero pensé  que venían de la residencia de ancianos que está pegada a mi casa.  Pero anoche, de madrugada, oí risas de jóvenes y música, a esa hora los viejitos tendrían que estar durmiendo. Estoy segura de que no escuché las voces ni los ruidos soñando, porque en mis sueños estoy yo, me veo y aparece gente que conozco, además recuerdo mis sueños, por lo menos parcialmente, de lunes a domingo.

Los miércoles en cambio no veo a nadie, pero ahora sé que están muy cerca. Anoche presté mucha atención, me levanté de la cama y acerqué el oído al piso, gateé hasta la puerta del sótano, ya no tengo dudas de que hay gente abajo. 

Lo que pude escuchar fue la voz de un mozo ofreciendo algo para tomar, alguien que pidió una grapa miel, risas de dos o tres hombres y dos mujeres, también jazz de fondo, ¿será posible que haya un bar en el sótano de mi casa? ¿o  estaba imaginando todo, para no aburrirme, para vivir una experiencia nueva? Que sea mi mente no es una idea descabellada, lo único que no me cierra es que me pase sólo los miércoles. ¿Podría mi cerebro ser tan organizado y hacerme oír cosas que no son reales, solo una vez por semana a la misma hora?

Ya han pasado tres noches, este tema no me deja dormir bien, aunque no sea miércoles, no puedo evitar estar atenta a cualquier ruido extraño. Como ayer, que mi perro rascaba la puerta insistentemente, imaginé que alguien del sótano quería salir y me asusté. Luego sentí un ladrido medio dormida y recordé que no le había dado de cenar al perro.

Tendré que bajar al sótano, debe tener una entrada por otro sitio, tal vez se una con el sótano de mis vecinos. Podría haber venta de drogas, prostitución o juego clandestino, sería muy arriesgado bajar sola. Aunque nunca escuché gritos, ni expresiones violentas… Se oye como un ambiente agradable y divertido. Tendré que bajar al sótano.

 

Llegó el miércoles. Estoy decidida a entrar, deseando que se haga de noche. No sé qué ropa ponerme, algo lindo, pero no muy formal. El perfume es importante, ni muy dulce ni muy cítrico, todos van a mirarme, seré la persona nueva. Espero que haya sillas cómodas y poco olor a humedad, si no, me atacaré de asma.

Cuando empezó la música, abrí la puerta que está en el piso. Temblando, bajé los escalones. Había una luz tenue y mucho olor a humedad. Vi cuatro sillas vacías y una mesa con un televisor prendido. Daban una película donde se veía gente en un bar, el mozo en la barra y una banda de jazz.

Aún no sé quién enciende el televisor cada miércoles.

Valeria Botti

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