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A dos orillas

Esta revista surge de una locura colectiva, la idea de Pablo y Gerardo, que se decidieron a editar este fanzine de lecturas. Para componer el staff se les ocurrió acudir a amigas, amigos, novias, familiares, concubines, personas allegadas y amigas de amigas, hermanastros, chilenos, uruguayas viviendo en Polonia, un argentino uruguayizado, escribientes de entre ocho y ochenta años, así como tantas otras raras avis que por algún motivo se lanzan con variable asiduidad al vacío de la página en blanco.

Si bien esta no pretende ser una editorial antropófaga o endogámica, o que dicho en criollo, “se mira el umbligo”, sí nos vamos a permitir una licencia, de las tantas que nos tomamos, para contarles que este es el primer número donde uno de nuestros editores está en España, y lo estará durante un tiempo considerable, mientras que el otro permanece en las oficinas de Tuflo ─situadas en algún punto de Montevideo─ para asegurarse de que las cucarachas no copen las instalaciones de las mismas.

Por lo tanto, lo que en un principio se pensaba como número primaveral, porque al ser trimestral, las cuentas daban para una revista por estación, ahora estamos recibiendo la pritoño, o el otovera, no sabemos muy bien cuánto hay de otoño y cuánto de primavera, puesto que de momento tenemos una pantufla en el norte y la otra en el sur, pero vamos, no se haga, ¿quién nunca, ante la urgencia, debió calzarse pantuflas o chancletas de pares diferentes? Y si lo niega, es imposible que no lo haya hecho con las medias, así que disfrute de este híbrido que nunca termina de realizarse ─o desrealizarse─, como todo aquello que está vivo, como una pantufla que se avejenta, pero que de tanto amoldarse a nuestro pie, nos cuesta soltarla, más allá de las manchas de café y de ese agujero que asoma en la punta del dedo gordo.

En esta disonancia entre espacios y estaciones, le invitamos a disfrutar de las siguientes páginas, en las cuales podrá encontrarse cuentos absurdos, surrealistas, crónicas en clave literaria y autoficciones. En otras palabras, es  como un pulpo que se calza un tuflo de cada color.

 

Bienvenidxs a este cuarto capitulo de Tuflo y sus Lecturas domésticas. 

Pablo Pulp Olivera

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