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ESPACIO EN CONSTRUCCIÓN

Para esta sección itinerante, invitamos a escritores y escritoras de diferentes talleres literarios a colaborar con Tuflo. En este número contamos con la presencia de escritores que asistieron al taller Urbano, que pone énfasis en el trabajo cultural con personas en situación de calle.

 

Luces encendidas 

 

Estoy en esta ciudad 

Creo que debe ser

una ciudad

Trato de oír

Trato de sentir 

Grito mis silencios 

Estoy protegido

Estoy limitado

Creo entender

¿Hay alguien ahí?

¿Me oyes?

¡Estamos todos ciegos!

¡Estamos todos sordos!

Creemos que vemos

Creemos que oímos 

Amores perdidos

Sueños de amores

Encuentros

Desvíos 

 

Mario Vallejo

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Troquelado de mis preguntas

 

Creo que más que buscar

la respuesta concluyente

a un interrogante de tipo existencial,

es la pregunta la que a sí misma se sigue buscando.

 

La forma, La carne, Lo propio

desde el gran Yo vacío en

que emerge, como este

pasatiempo donde

el niño acompañó al

jóven a su primera

cita de amor y de

allí con los amigos

a encarar el liceo,

y después el trabajo,

más un poco de música

y abrazar la docencia

atravesada por la locura

 

Y en ese laberinto de

retratos cambiantes que

he dejado en mis agujeros

sigue el soplo de mi alma

el movimiento que me refleja

también desde tu rostro y mi pregunta perpleja 

que descansa breve en un suspiro sutil

 

Pablo Gaviota 

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PSIn sentido

 

Estoy aprendiendo de mí… cuando en medio

de la maravilla no pensada de los momentos de calma,

de paz y de contento, SURGE en un solo impulso:

un baño de renovado entusiasmo…

Sólo porque me asombro de aquella nuba, o una mosca,

o el cielo soleado por enésima vez vestido de cosmos.

 

Me conmueve lo que una gota de lluvia puede contra

toda mi tristeza… y mi neurosis de sinsentido existencial.

 

Es entonces, cuando me disfrazo de grano de arena, y mando

a cagar a los razonamientos, y disfruto desnudo, cubierto

sólo con lo nuevo que descubro en la maquinaria predecible de

la rutina, y allí está: un guiño cómplice en esa estrella donde

Dios me dice al oído: YO TAMBIÉN ME SIENTO SOLO y TAMBIÉN

CONOZCO EL SINSENTIDO.

 

Siempre nos queda a ambos, el inmenso parque del MISTERIO, para recorrerlo incansablemente, y mi alma, eterna enamorada del misterio, comienza a brillar con luz propia y gozadamente se zambulle en el inconsciente colectivo, para nadar hacia cualquier parte, sin problemas de brújula, reloj o calendario.

 

Mientras lo quiera, mi lapicera irá dejando olas de palabras en la playa de esta hoja…

 

Y por esto, quiero dar gracias al poema, a su presencia irrenunciable, a su vocación de vida incansable, a su silueta de flechazo en el medio del vacío, a su perfume fresco en el barro del sinsentido.

 

Las palabras de LA MUERTE es mentira que no me asustan, pero he decidido permitirlas, aceptarlas y hasta quiero su AMISTAD.

 

Escribo amistad, y desde no sé dónde, aparece una mosca a recorrer mi brazo… otro guiño, y es hermosamente todo lo que ESTÁ.

 

Estoy cambiando… infinitesimalmente, despreocupadamente, sutilmente, CAMBIO con todo, y así pierdo el miedo a las definiciones a la necesidad de explicación.

 

Poema... por primera vez, TE AMO.

 

Pablo Gaviota
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No sé qué hice

 

Sólo les robé el secreto a las aves que vi

en algún amanecer desde el ojo abierto

en el techo de esta cárcel cilíndrica, y 

entonces mi conformismo cambió de forma.

 

Era mucha la vida semejante que intuía

olía a viento alado, sonaba como susurros,

como paredes de bolsa de papel. Ya no

más excusas. Los que me pusieron en el tubo

cuando dormía en la plaza, bien saben que 

no pueden envolver el sol con látex o con lo que sea

ni forrar mi corazón y el tuyo

para que la porfiada voluntad

de la libertad triunfe sobre la 

hipocresía de este conformismo

cruel con mis ganas de abrazarte

en la ciudad de los pájaros humanizantes

en la ciudad de los hombres y mujeres

que no se conforman con el temor y

el secreto deseo de comprar la luna

para vendérsela a la noche fría.

No es necesario contar pesos para pagar, las estrellas

nos ayudarán a mantener las manos

anhelantes hacia el cielo que cubre 

los tubos más separativos, más aislantes… no sé.

 

Pablo Gaviota

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Mente

 

¿Tenés una mente abierta?

La mente es la herramienta más importante del ser humano

Controla la energía del cuerpo

La mente está libre cuando no se atiene a lo conocido

Busca amor correspondido

Dice: Me hace bien tomar mate solo y siento la presencia de mi madre fallecida

El amor es un estado del cuerpo y me permite no estar solo nunca

Siempre hay un motivo para estar vivo

Agradece por cada día

Le gustan los árboles porque para ser tienen que pasar por varios obstáculos

Le preocupa la religión

Es curioso quiere explicar cada cosa que ve

Le gustan los vínculos prolongados

Tiene la idea de que cada cosa significa algo definido o predefinido

Hay momentos en los que busca palabras porque sí

Dice que las estrellas son equidistantes.

 

Gustavo de Pena
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​

Plegaria para una búsqueda 

 

Y tú, poema, hueles a palabra

preñada en las entrañas de mi angustia,

como vaga columna del humo del incienso

en que se quema mi pasado…

 

Sigo viéndote como un río de voces

que vertiginosamente abandona las

prisiones del renglón, y vuelan un

poco más alto que ayer, pero menos

que mañana, hacia el techo estrellado…

 

Mi lapicera, bailotea, en el medio

de mi cama, la hoja muda solo muestra

signos azules de lo que ya fue 

y mis ojos recorren los escondites de mi

soledad, desesperándose, entre las letras

para obligarlas a que griten desde el

silencio plano y blanco, a que no callen

por temor de lo auto cercenado de mi

molesta censura y mi repetido control.

 

Es como si el poema, disfrazado del amante

imposible, empujara porfiadamente desde el

centro oscuro de lo desconocido aún…

y yo... ¿como podría negarte un abrazo que

te diera forma, y movimiento, y luz?

 

Hijo poema, hermano poema, amante poema

acércame a quien tú conoces  

Amén.
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Pequeña loma con un solo árbol en el medio.

Bela Lugosi, Lou, “yo”

 

Como la pequeña loma con un sólo árbol. Recuerdo perfectamente el momento exacto, el solo hecho de que estábamos en ese instante Bela, Lou y yo. Hablábamos fluidamente de un tema X hasta que cambiamos a B y tomamos una siesta, para ver qué nos decían los sueños. El primero en despertar no sé quién fue, pero yo no. Apenas desperté y no había nadie, bueno, éramos 2: el árbol y yo en la loma pequeña, y entonces contemplé el mar sereno, en cálida noche de un otoño de cualquier época. No sé cómo me contuve a no sentirme triste por la pérdida, además nunca me había pasado. En la pequeña loma. En ese instante…

 

Mario F. Vallejo.

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El lugar era grande y antiguo. La casa era una herencia familiar. Una reliquia polvorienta repleta de libros e instrumentos musicales y un reloj. No era cualquier reloj, era pequeño; funcionaba de iluminación para la sala de estar. En medio de la mesa, una botella de whisky y malta, bastante añejo. Lo abrí inmediatamente con los dientes apretados, pensando en el problema… el problema. La herencia familiar aquella casa de no sé qué atardecer de primavera que reflejaba con su sol, el reloj: la reliquia dentro de la reliquia que tanto le interesaba a mis familiares. Era mi herencia, mi casa, mi lugar. Saqué el reloj, miré la hora, tomé el revólver entre mis manos ardientes y disparé, el disparo salió de la casa a través del vidrio empañado de mi habitación iluminada por el reflejo del sol de cualquier amanecer de cualquier tiempo. Paredes altas parecían respirar, con gran estruendo, un sonido ensordecedor, grave, ahogado, aquel sonido producía un eco enloquecedor que sonaba como una loca campana solitaria en el desierto.

 

Mario F. Vallejo.

Taller literario
Centro Cultural Urbano

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