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Espacio en construcción

Exploraciones Literarias es un taller al que asisten niñas, niños y adolescentes para leer colectivamente, debatir y  experimentar a partir de lo leído. Coordinado por Ma. Cecilia Rodríguez da Silveira, Martina Giuria Capiello y María José Burguez, con la colaboración de Débora Núñez y Cholo Gómez.

Un viaje mágico

Primera parte: El reloj de los viajes en el tiempo

Sofía González (14 años)

Cap. 1

Eme en problemas


Por lo general, Eme no era una persona que soliera meterse en problemas. Tenía doce años y era una joven bastante responsable. Pero en ese momento, se dirigía a la dirección acompañada de su amiga Ana y de su maestra Cecilia. 

─¡Quisieron entrar al sótano de la escuela!─ le informó la maestra a la directora.

─¡Emmeline Sanz y Ana Álvarez! ¿Por qué lo hicieron?─ rezongó entonces ella.

Las dos se miraron, sin saber qué decir.

─Me cuesta creer que dos niñas tan estudiosas como ustedes…

Escucharon durante varios minutos todo el sermón que la directora tenía para decirles.

─Se nos cayó algo por la puertita de la escalera, que estaba abierta─ explicó una de ellas.

─Mmm… Estoy segura de haberla dejado cerrada…─ musitó la directora.

La verdadera razón era, que como a Eme le gustaba mucho leer libros de aventuras, quería vivir la suya y no se le ocurrió mejor idea que entrar al sótano de la escuela para averiguar qué había. Sabía que tenía que hacerlo con mucha precaución, por esto sólo se lo dijo a Ana, su amiga. Entonces, cuando creyeron que nadie las veía, abrieron el candado de la puerta del sótano con un clip y bajaron. Pero justo Cecilia iba paseando por allí y las vio.

─Bueno, ahora vuelvan a sus clases. Y si vuelvo a escuchar algo parecido, llamaré a sus padres─ concluyó la directora, muy seria.

Eme y Ana se sintieron algo avergonzadas, pero como aún conservaban adrenalina de lo que habían hecho, se rieron un poquito.

Al mediodía, Eme volvió a su casa para almorzar. Su casa era en un lugar agradable, dispuesta en una calle bañada de jacarandás. Estaban en primavera y aquel lugar se veía como un paraíso. 

Había guiso ese día para almorzar. A Eme no le desagradaba el guiso, lo prefería antes que la sopa, así que nunca se quejaba. Sólo estaba su padre a esa hora, pues su madre volvería más tarde del trabajo. Él era un señor muy serio, que hablaba poco con su hija y no tenía casi amigos. Tampoco le importaba demasiado lo que hacía Eme, porque casi siempre era su madre quien se ocupaba más. Era alto y regordete, con bigote y lentes redondos. Le gustaba leer el diario y mirar películas de suspenso que a Eme siempre le prohibían ver.

Eme no era tan alta como su padre, pues había adquirido la baja estatura de su madre. Tenía el pelo castaño, lacio y largo, que le gustaba llevar atado en una colita. En su rostro había algunas pecas, sus ojos eran marrones y tenía las pestañas muy largas. 

Eme comió rápido la comida. Su padre no le prestó atención porque estaba leyendo el diario. Luego, ella se sentó en el sillón del comedor, apoyó su cuaderno en sus piernas y se puso a hacer los deberes. Más tarde llegó su madre, una señora que se vestía muy a la moda. Se había hecho un peinado en la peluquería y llevaba en su cabeza unos lentes de sol muy veraniegos. A su madre le gustaba mucho arreglarse, ir a comprar ropa y mirar programas de moda. Era directora de una escuela de modelos, en donde les enseñaban a las niñas a posar y a caminar en una pasarela.

─¡Cuánto calor hace!─ dijo y luego saludó a su marido con un beso en los labios.

Eme se preguntó si sería agradable besar a alguien con bigote y le dió un poco de asco. Su madre la saludó también y fue a su cuarto a dejar las cosas. 

Eme se crió con unos padres que nunca estuvieron mucho tiempo para ella. Había aprendido a ser independiente, dueña de su propia historia. Le gustaba estar con sus amigos en su tiempo libre y sobre todo con Ana. También le encantaba leer, más que nada historias de aventuras. Un día encontró un libro muy viejo en la estantería de su padre, titulado Las aventuras de Huckleberry Finn y se preguntó si aquel serio señor sería capaz de leer un libro como ese. Pero Eme sí lo hizo y se convirtió en su libro favorito.

También le gustaban los instrumentos. Ella tocaba la flauta dulce. Iba a clases con un señor llamado Jorge, que vivía en un edificio blanco, a ocho cuadras de su casa. 

Ese día tenía clases, así que aprontó sus cosas para ir.

─¿Practicaste?─ le preguntó su padre, sin sacar la cabeza del diario.

─No.

─Emmeline, ¡no voy a tolerar más esto ─la rezongó, enfurecido─! Esta es tu responsabilidad y no la estás cumpliendo.

─Papá, te dije que estuve muy ocupada con el oral sobre la Segunda Guerra Mundial─ repitió Eme, pacientemente.

─Siempre estás ocupada con algo y nunca hacés lo que se te dice.

Eme sintió que aquello era tremendamente injusto.

─¿Cómo sabés eso vos, si estás todo el día leyendo el diario?

Su padre se puso rojo y levantó la cabeza hacia ella, por primera vez en todo el día.

─¿Ésa es la forma de hablarle a tu padre? ¡Estás muy equivocada faltándome el respeto así!

Entonces llegó su madre, quien suspiró y se sacó los lentes de sol para enseñar su cara de fastidio.

─¡Ay, qué lindo llegar y escuchar peleas! Una viene cansada y la reciben así.

Pero Eme estaba tan enojada que tomó sus cosas y se fue sin saludar.

 

Mientras tanto, en aquel edificio donde se llevaban a cabo las clases del señor Jorge, también vivían dos personas bastante particulares. Era un joven de veintidós años llamado Pablo y una niña llamada Démeter. Estaban sentados en el piso de una sala de estar abarrotada de juguetes y de libros, mirando televisión. 

Aquel día Pablo no había tenido clases, pero se había levantado con el sonido del timbre de su apartamento. Rápidamente se había puesto la primera ropa que encontró y abrió la puerta, deseando que fuera alguien que se había equivocado. Pero descubrió que se trataba de los padres de Deméter, quienes tenían algo urgente y le pidieron que la cuidara. Pablo accedió, como siempre lo hacía, y fue hasta el apartamento de ellos, que se encontraba a tan sólo unas puertas del suyo. Allí encontró a la pequeña, cargada de las energías que a Pablo le faltaban aquel jueves por la mañana. Se le habían ocurrido varias ideas para entretener a Deméter durante las horas. Pero cuando se le agotaron, se pusieron a mirar televisión y así se encontraban ahora, Deméter con cara de pura concentración y Pablo muerto de aburrimiento. En ese momento sonó la alarma de un celular y Pablo apagó la televisión.

-─Tiempo fuera– ordenó. 

─¡Inútil!─ dijo malhumorada Deméter, una niña muy impulsiva.

─Eso no se dice. 

La niña protestó, pero Pablo no le hizo caso. Entonces, Deméter recordó algo que Pablo le había dicho mucho tiempo atrás, que la había dejado con muchísima intriga.

─¿Cuándo me vas a mostrar lo que me habías dicho?─ preguntó con interés.

Pablo se puso pálido. Respiró hondo y dijo tranquilamente:

─Está bien. Si querés vamos ahora, pero tenés que prometer que no le vas a decir a nadie.

Démeter asintió.

─Bueno, es algo que construyó un pariente muy lejano tuyo, que está por alguna parte de este edificio. 

─¿Y qué importa lo que haya construido un pariente mío?

─Importa sí, porque es algo muy importante.

─¿Pero y vos cómo sabías eso?

─Lo sé todo.

─Ah, claro, eso lo explica.

Aunque tan sólo tuviera cinco años, Deméter era muy inteligente. No creía que esa fuera una digna respuesta.

─Te lo diré más tarde ─respondió Pablo, luego─. Ahora tenemos que irnos.

Haikus

Tomás Rodríguez (13 años)

 

Con la luz de la luna, vio su monstruosa figura, reflejada en el agua.

*

Con ese destello arcano, tuvo un recuerdo cercano, de un mundo lejano.

*

Con aquel fugaz trazado, dejó marcado, su deseo mundano.

*

 

La belleza de las cosas tristes

Federica Lepore (14 años)

 

A veces, solamente a veces, cuando nadie me está viendo, cuando los susurros se vuelven silencios, cuando las multitudes se transforman en pequeños grupos de gente solitaria que vaga sin rumbo, cuando el mar está manso, cuando las palabras brotan como ideas, solamente a veces, me gusta detenerme a admirar la belleza de las cosas tristes. Aquellas cosas que están destinadas a estar solas, que nos producen un sentimiento crudo y frío en el pecho, que nos hacen derramar lágrimas plateadas. Esas pequeñas cosas que tienen una belleza singular, una belleza conmovedora, una gracia chisporroteante. Esas cosas que no se pueden tocar, pero sí sentir, y dios, sí que se sienten. Aquellas cosas que arrancamos como perlas de nuestro cuello, y que luego buscamos desesperadamente; debajo de la cama, en el baño, por el salón. Pero no las encontramos, porque nos desprendemos de ellas, las queremos desechar a toda costa. Porque duelen. Porque parten nuestro corazón en mil pedazos y nos hacen sangrar. Y si soy sincera, cien por ciento honesta, he de admitir que son aquellas cosas, las cosas tristes y transparentes, las que se pueden diferenciar a  kilómetros de distancia. Son aquellas mismas cosas,  las que vengo buscando y buscando desde que te marchaste. Son el único recuerdo que me queda de ti.

 

 

La niña del lago

Por Federica Lepore (14 años)

 

Capítulo  2

La muerte de Mary Holsman


 

Aquella mañana Ava bajó las escaleras y saludó a su padre. Él leía muy concentrado el periódico mientras cada tanto bebía un sorbo de su taza de café. Era su rito de todas las mañanas. Él siempre saludaba a su hija y la abrazaba, pero esta vez fue diferente, y Ava lo notó. Leía el diario tan concentrado, que no había notado que su hija estaba ahí. En su mirada se percibía angustia, preocupación y desconfianza. Sus ojos se movían rápidamente de un lado al otro. La niña le preguntó qué le pasaba. A lo que él le contestó muy serio que se alejara del lago que quedaba cerca de la casa. Ella no entendía a qué se debía esa rara respuesta. A Ava desde el primer momento en que había llegado le había llamado la atención aquel solitario lago que se hallaba en la mitad de la nada. Había notado que nadie se acercaba a él, no le dio importancia, pero fue la insólita respuesta de su padre la que le había despertado aún más curiosidad sobre el lago. No fue hasta que el hombre se fue, cuando aprovechó a ver qué ocurría y por qué le había contestado de esa forma. Tomó el papel en sus manos y leyó:

"Otra víctima más muere ahogada en el lago de la avenida principal. Esta vez una chica de 13 años, Mary Husman. La policía informa que se encontró el cuerpo esta mañana en el agua, con varias cicatrices, como es de costumbre. Ya se lleva la cuenta de más de 15 personas muertas debido a la misma razón. Siempre mueren ahogadas".

Tras leer esto Ava casi rompe en llanto. No lo pensó dos veces y salió al patio en busca de su bici, en dirección al lago. Ella sabía que su padre le había prohibido acercarse a este, pero no le importaba. Llegó a su destino y ahí estaba, rodeado por unas cintas amarillas fosforescentes donde se leía: "zona del crimen". Por más que trató de escabullirse hacia el lugar los policías la alejaron. 

Fue en vano tratar de colarse, ¿en qué estaba pensando? Una niña de tan solo 13 años tratando de combatir el crimen. Se sintió humillada, sola y tonta. Ella lo entendería, en momentos así su madre siempre lograba animarla. Pero ahora se había ido y no volvería jamás. Miró al suelo con rabia y lo pateó. La había dejado sola, tan sola que podía sentir hasta que su propia sombra la dejaba.

En eso abrió la puerta de la casa y al entrar se sorprendió de no encontrar a su padre. Lo llamó, pero no obtuvo respuesta. En eso subió las escaleras y se dirigió a la habitación del hombre. Cuando lo vio no podía creer. Dejó caer la llave y se tapó la boca con sus manos. En la pared de la habitación había una especie de collage lleno de fotos de las víctimas que habían salido en el diario. También había anotaciones pero la chica no las pudo leer. Fue al baño y comenzó a llorar, no quería creer lo que pensaba pero simplemente no podía. 

 

 

Sopita

 Luciana Clavijo Burguez (10 años)

 

Sopita que como cuando juego y cuando juega mi hermana. 

Sopita que como mirando las estrellas. 

Y no me impresiona que esté calentita. 

Mis amigos no responden, me pongo triste 

pero una sopita me ayuda. 

 

Superstar

Keyko Olivera (17 años)

 

En un universo no muy lejano al nuestro habitaba una raza de seres vivos que viven en un planeta llamado Starpings. Este planeta tenía las mismas condiciones vitales iguales o similares a la tierra , tenía montañas y mares, ciudades y pueblos, también tenían sus propias leyes que se creaban en una asamblea que se dirigía por el monarca de dicho planeta.

Su monarca se llamaba Proteus y estaba casado con una hermosa mujer más bella que cualquier diamante en bruto. Su nombre era Keysa, era amada y alabada por todos sus súbditos.

A los años de su monarquía ya era el momento de tener un heredero de sangre real para su planeta, así que decidieron tener un bebe, el embarazo duró 15 meses por alguna extraña razón, fue doloroso y extenuante para Keysa pero en lo que sería nuestro calendario nació  el 15 de marzo una hermosa niña, la nombraron Lena, que significa radiante luminosa y poderosa. A los años esta hermosa niña se convirtió en una mujer de 15 años, era talentosa para muchas cosas como cantar, bailar, tocar instrumentos y la poesía, pero esas cosas no le gustaban, ella anhelaba luchar tal y como lo hacían los muchachos de su planeta.

Un día como cualquier otro ella no soportó más y enfrentó a su padre que veía muy mal el que una mujer luchara.

LENA: Padre, he decidido luchar, es algo que amo hacer 

MONARCA PROTEUS (alzando la voz): Te he dicho una y mil veces que ninguna hija mía portará un arma y luchará como hombre, nunca lo permitiré.

LENA: ¡Por favor, padre, es lo único que te he pedido en mi vida, ya tengo la edad suficiente como para luchar!

MONARCA PROTEUS (grita): HE DICHO QUE NO Y SE TERMINÓ.

LENA: ¡Perfecto, entonces me iré del planeta y nunca volveré!

MONARCA PROTEUS : Hazlo, no sobrevivirás ni una sola noche en el espacio sola, tú no eres nadie sin mí.

Lena, destrozada por las palabras de su padre, corrió a su habitación, su madre la ve y va a ver qué pasa.

KEYSA (preocupada): ¿Lena, dime qué te pasa?

LENA (enojada con la voz entrecortada por el llanto): ¡¡¡Mi padre no me deja luchar!!!. Me ha dicho que sin él no soy nada así que he decidido irme

KEYSA (asustada): NO PUEDES IRTE, ES DEMASIADO PELIGROSO

Lena ignoró a su madre, juntó toda la ropa y comida que pudo y robó una nave, fue muy fácil para ella ya que era sorprendentemente fuerte, veloz, y ágil con o sin arma , se subió a la nave y sin rumbo alguno despegó.

Sorprendentemente sobrevivió cuatro meses sola y en la mitad del espacio, pero un día chocó con un asteroide, a causa del choque el sistema de la nave colapsó y se puso en modo congelador automáticamente.

Lena estuvo congelada viva en el espacio muchos años, un día su nave fue atraída por nuestra atmósfera, lo que causó un choque inevitable, cayó en las coordenadas 34º 57´28¨S 54º 56´14¨0, que casualmente es la playa Brava más conocida como la mano de Punta del este ubicada en el departamento de Maldonado, en Uruguay.

Una noche estrellada unos pescadores encontraron la nave de Lena.

Inmediatamente, al ver que había una mujer adentro, llamaron a emergencias, un helicóptero rescató a Lena y la llevaron al hospital más cercano donde la trasladaron inmediatamente a emergencias.

Se podría decir que Lena estuvo en un coma. Luego de descongelarse naturalmente por la temperatura cálida de la habitación del hospital Lena despertó…

LENA (confundida y aturdida): D DDD ¿Dónde estoy?

DOCTORA X: Estás en el hospital, tranquila estás segura.

LENA: ¿Cómo que en un hospital?

DOCTORA X: Sí, estás en un hospital, estuviste en coma ocho meses, dime ¿cómo te llamas?

LENA: Me llamo Lena.

DOCTORA X: ¿Cómo se llaman tus padres?

LENA: Emmm no lo sé, no lo recuerdo.

DOCTORA X: ¿Cuántos años tienes?

LENA: Emmm quince creo. 

Luego de más preguntas sin respuestas concretas la doctora pudo descifrar su tipo de coma.

DOCTORA X: Ya he descifrado tu coma, tienes coma vigil, lo que significa que has perdido tu memoria casi por completo, como no estás  registrada en ninguna base de datos tendremos que mandarte a un orfanato.

Lena poco a poco recuperó su movilidad, cuando pudo moverse por completo fue trasladada a un orfanato, al poco tiempo fue adoptada por una pareja amable y cariñosa, Elena y Thomas.

Lena aun aturdida estaba contenta de por fin ser adoptada, Elena y Thomas la inscribieron en el liceo, le iba bastante bien, para los profesores ella era muy buena estudiante, siempre sabía la mayoría de las cosas, ya que inconscientemente ella ya sabía estos temas y muchos más, ya que en su planeta tenían un nivel de educación por mucho superior y estos temas eran muy inferiores e insignificantes.

Una noche de tormenta se escuchó un gran trueno y eso reinició el sistema nervioso de Lena, haciéndola recuperar sus habilidades, pero a lo que la tierra tenía una gravedad muy distinta a su planeta, Lena pudo volar, tenía mucha más fuerza y velocidad, al no saber lo que pasaba decidió mantenerlo en secreto pero en una práctica de deportes se cayó y se golpeó muy fuerte en la cabeza, causando que parte de sus recuerdos volvieran.

Lena, sin saber que hacer, decidió fingir que no había pasado nada ya que en este nuevo planeta podía ser ella misma sin que la juzgaran.

Pero un día sucedió un acontecimiento algo extraño. Ya se habían dado indicios e información de naves extraterrestres en la atmósfera de la tierra, no se creía que fuera una amenaza hasta que una tarde en un viaje escolar se encuentran con una de esas tan mencionadas naves…

Uno de sus compañeros se hizo el chistoso y empezó a tirarle piedras, lo que causó que los seres que estaban dentro de la nave lo tomaran como una señal de guerra y ahí es donde todo comenzó…

Los extraterrestres de su planeta le declaran la guerra de una manera extraña, empezaron a hacer alaridos, Lena  los enfrenta junto a sus compañeros de clase.

Comienzan a crear sus propias armas con lo que tenían cerca: coquitos, canutos, trincheras con libros, utilizaron la regla T como espada, etc. 

Comienza la batalla, Lena arrancó una parte del suelo y lo lanzó contra la nave. Al instante comienzan a salir más y más extraterrestres animados para la batalla.

Lena junto a sus compañeros estaban asustados, pero continuaban peleando.

De la nada se acerca una sombra desde la entrada de la nave, Lena siente un escalofrío.

LENA: ¿Qué… qué es esta presencia que siento, por qué de repente siento miedo?

De esa sombra tan fría y siniestra se asoma un rostro conocido, ERA EL PADRE DE LENA.

El extraterrestre Proteus Juró matar a Lena, su propia hija, y que sus compañeros de batalla la acompañaran al mismo destino.

Lena se armó de valor y comenzó una batalla cuerpo a cuerpo contra su padre.

LENA (gritando por el estrés ): ¿Por qué? ¿Por qué haces esto? 

PROTEUS (grita aún más fuerte): Tu sabes por qué, todo esto lo provocaste tú misma!

LENA ( entre lágrimas): No te he hecho nada malo, tú siempre quisiste que sea algo que no soy, ¿acaso eso es un pecado?

PROTEUS (grita aún más furioso): Has desafiado nuestra cultura y leyes y sobre todo has desobedecido a tu padre, e incluso peor, has faltado al respeto desobedeciendo a la corona.

Con esto Proteus le da un golpe en la boca del estómago a Lena causando un grave dolor, Lena cayó desde los cielos y causó un gran choque dejándola inconsciente. En ese momento la madre de Lena, Keysa, baja de la nave y va adónde Lena cayó.

KEYSA (gritando): ¡Lena! O, por dios, ¡¡mira lo que le hiciste a nuestra hija!!

PROTEUS: ¡Se lo merecía, Keysa! ¡No te das cuenta que con su presencia causa deshonra a nuestra raza!

KEYSA (enojada y llorando): ¡Maldito infeliz! No te das cuenta que es nuestra hija, te has cegado con el poder, y con viejas y antiguas leyes, ¡por dios! ¡Ya han pasado más de mil años desde que se crearon!

PROTEUS: Dices estupideces. Esto es por una causa mayor, no lo entiendes, sin ella nuestra raza será mejor.

Lena, al escuchar ese tipo de palabras de su padre se entristeció, su corazón borró cualquier tipo de cariño hacía esa persona, lo único que quedó fue dolor, odio y rechazo.

LENA: Siempre quise ser lo mejor, acaso sabes lo difícil que fue ser princesa y única heredera, jamás pedí serlo.

PROTEUS: Aaaa, sigues con vida, tendré que terminar el trabajo, no importa lo que digas, no eres más que una escoria, lo único que causas con tu mísera existencia es vergüenza.

Proteus corre hacia Lena para golpearla. Lena se levanta rápidamente como puede y para el golpe de su padre con una sola mano, lo azota contra el piso.

Proteus, al ver la derrota contra su decepcionante hija, saca una daga e intenta herirla de muerte.

PROTEUS (gritando): ¡MORIRÁS!

Lena le sacó audazmente la daga y lo apuñaló directo al corazón.

PROTEUS: Maldita bastarda, nunca serás nadie.

Proteus murió, Lena, sin ningún tipo de remordimiento ni dolor, quita la daga del cuerpo de su padre y la alza a los cielos.

LENA (alza la voz): El monarca Proteus ha muerto, la batalla ha terminado, ¡se los ordena su princesa!

Voltea hacía su madre.

LENA: Ahora tú eres la única gobernante de Strapings, espero que no cometas los mismos errores del pasado.

Keysa corre a abrazar a su malherida hija.

KEYSA (con lágrimas): Nunca lo haré, quédate en este planeta, ellos te necesitan aún más, ve a visitarnos.

Keysa ordena a sus soldados volver a la nave para regresar a su planeta, Lena y su madre se despiden prometiendo verse pronto.

La nave despega como un destello de luz.

 

3 meses después...

Lena se encargó de que ninguno de sus compañeros recordara lo que pasó esa tarde.

Pudo vivir su vida normal, pero pasaron algunos acontecimientos que marcaron una nueva aventura.

Pero eso es para otra historia.

 

Señorita Samanta

Carta escrita  colectivamente a Samanta Schweblin luego de la lectura en voz alta y posterior intercambio, de su cuento “Pájaros en la boca” que forma parte del libro Pájaros en la boca y otros cuentos, (Literatura Random House, 2018).

 

Señorita Samanta, leímos el cuento “Pájaros en la boca” y disfrutamos mucho debatiendo sobre la historia. Nos resultó incómodo y desagradable, en un buen sentido. Nos preguntamos: ¿qué te llevó a escribirlo?, ¿cuál fue tu inspiración?  

También se nos ocurrieron varias preguntas e hipótesis que querríamos compartir, con finales e inicios, y queríamos saber si nos podías dar las respuestas correctas.

Sobre la madre, nos quedan dudas. ¿Por qué se fue? ¿Por qué desaparece? ¿Se muere? ¿La abandonó? ¿Se suicidó? ¿Esperó a que el padre no le dé pájaros y así la niña muera? 

Por otro lado, ¿por qué la niña empezó a comer pájaros? ¿Es una psicópata? ¿Por qué había una jaula en la casa? ¿Será que el primer pájaro que se comió la niña se lo habían regalado? ¿O lo cazó en el jardín? ¿Había algo animal en ella, algo felino? ¿Por qué no comía nada más que pájaros? ¿Por qué miraba tanto el jardín?

En relación al padre: ¿por qué no quería tener trato cariñoso con la chica? ¿Por qué le da pájaros para comer y no la fuerza a probar otra comida? ¿Por qué no la lleva al psicólogo o al psiquiatra? 

Pensamos que la niña le pregunta al padre si la quiere porque no le habla o porque no le da pájaros. También, creemos que todo puede haber empezado porque la madre y el padre juntos no parecen ser una buena fórmula. Capaz no le daban de comer  y no tuvo otra opción, quizás imitó a algún animal (un gato, por ejemplo), o quizás tiene que ver con que el padre la haya abandonado de chica, que se odien sus padres o que la rechacen. Además, pensamos que el padre come siempre enlatados porque no sabe cocinar. Nos preguntamos cómo la chica estaba bien de salud si no salía, y pensamos que tiene que ver con que comerse los pájaros la hace sentir bien, es algo psicológico.

Por último, necesitamos un final. Se nos ocurren cuatro posibilidades: internan a la chica, el padre se acostumbra y aguanta la situación (al final del cuento logra recomponerse y bajar la escalera), siguen viviendo juntos hasta que la niña eventualmente muere y comienza la gripe aviar o el padre enloquece por su situación.

 

Esperamos tu respuesta.

Adolescentes del Taller Exploraciones Literarias en el Centro Juvenil El Puente.

Exploraciones literarias

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