
ABRACADABRA
—Abracadabra, pata de cabra…
Magia. Dos orejitas blancas se asoman por la base de la galera. Mis ojos se iluminan, los de mis amigos también. Un golpe de varita mágica y el conejo desaparece. Aplausos.
Papá se acerca a mamá y la empuja contra la pared, ella llora y me indica que me vaya al cuarto. Quiero desaparecer.
Saco una carta del mazo, un 8 de corazones, corroboro que las cartas no estén marcadas y que él no tenga por donde espiar. Mezcla, corto, mezcla de nuevo, vuelvo a cortar. Saca una carta del mazo: magia, es un 8 de corazones. Aplausos.
El olor a alcohol es insoportable, se mueve por la sala tirando todo a su paso. Rompe adornos, empuja muebles, hace estallar un vidrio. Mamá ahoga un grito cuando él se le acerca, la sangre que brota como manantial desde su ceja tiene el mismo tono que el de la carta que elegí.
El mago toma un trozo de papel en blanco, acerca el encendedor, activa la chispa, magia: el insignificante papel se convierte en un billete de mil pesos. Aplausos.
Consigo trabajo, empiezo a hacer cálculos, evalúo la cantidad de dinero que podré ahorrar, tal vez pueda sacarnos a mamá y a mí de este lugar. Papá se entera de mis intenciones y me propina la peor golpiza de todos estos años. Con el rostro desfigurado, no podré presentarme mañana al trabajo.
Un voluntario se acomoda en una silla situada en el escenario, el mago muestra una sábana blanca, deja que el público la examine, la toque, la observe. Cubre con ésta al voluntario, y al levantarla: magia, la persona desaparece. Asombro. Ahora cubre la silla, y al descubrirla, la persona vuelve a aparecer. El público reanuda su respiración. Aplausos.
Perdí el trabajo por faltas reiteradas. Previamente, en mis horas de ausencia, papá volvió a usar a mamá como saco de boxeo. Me despiertan los ruidos de la cocina, bajo y me interpongo entre ellos. Mi cuerpo ya es al menos del tamaño del suyo. Mi fuerza, mayor. Lo golpeo con toda la energía de la que soy capaz. Su cuerpo ebrio se precipita hacia el suelo haciendo que su cabeza impacte contra el borde filoso de la mesada. Magia: no respira. Silencio. Es blanca la sábana que lo cubre. Ahora el mago soy yo.